viernes, 29 de marzo de 2024

Susurros

 


Es la cuarta vez que escribo el título y dejo que me signe. No todo acto es político, no todo hambre es el mismo. 

No sé que quiero decir con eso pero ya lo escribí varias veces, evidentemente es algo que quiere vivir a través de mi de algún modo. 

Escuchaba como entrevistaban a un escritor, lo escuché en la radio en un idioma que no manejo muy bien así que puede que haya entendido cualquier cosa, pero básicamente el entrevistador (me parece la mejor manera de clasificarlo, periodista es otra cosa; el otro apelativo podría ser conductor pero la verdad es que no me queda claro qué conducen, algunos realmente hacen el trabajo de llevar la emisión de un lugar a otro y elegir el rumbo, entiendo en ese caso el calificativo, pero simplemente llamar así a alguien que está detrás de un micrófono me resulta inadecuado) le hacía la pregunta que todos los escritores escuchan en algún momento, ya sea de un lector, de un pariente o de un emisario mediático: ¿cómo se te ocurren las cosas que escribís?¿son siempre cosas que te pasaron a vos? Lo cual sólo deja en evidencia la falta de reflexión de quien ejecutó la pregunta. El escritor no está contando lo que le pasó entre que se despertó, tomó un baño y desayunó. Está contando algo que le dictan. ¿Quién se lo dicta? Vaya uno a saber, pero de ahí sale. Claro que hay oficio, si uno tiene el oficio de escribir, de aprender a escuchar ese susurro y trasladarlo a palabras, a frases, a historias que toman esos susurros y los compaginan, los arman, puede escribir y creo que ese es el escritor. Algunos tienen la capacidad y desarrollaron la habilidad de escuchar un susurro muy débil para llevarlo a la vida, hacerlo crecer y darle toda una dimensión que ni el susurro mismo creía tener. 

Están los sordos, como en todos lados, a veces repiten en voz alta sin darse cuenta lo que les dijo el susurro. Es terriblemente fantástico, pero así como llegó se marcha, no llega a las páginas, a los párrafos, no toma forma ni de cuento ni novela ni de nada. Simplemente lo sintonizó el vehículo equivocado. 

Voy a dejar una analogía con el fulbol (no lo escribí mal, es una analogía con el fulbol) En el fulbol tenemos miles de artistas y a pesar de que las pasiones nos arrastran a terrenos irracionales y emocionales que nos ciegan y no nos dejan ver la belleza, es fácil ver como un jugador sintonizó el susurro y ejecutó a la perfección. 

Por ejemplo si uno es argentino y piensa en el zapallazo de Pavard del 2018, que es una obra de arte hasta en como gira la pelota lentamente sobre su eje mientras recorre su, para los de este lado del asunto, fatídica trajectoria. Ese golpe es tan bello que resulta imposible no mirarlo y con todo el dolor decir que golazo. Así como los cinco toques que componen el mejor gol en las finales del mundo seguramente son durísimos de apreciar por los franceses. 

Pero lo que quiero decir es que estos artistas tienen oficio, uno toma a los jugadores que participan de un mundial y aunque tome al peor jugador del peor equipo, si uno lo ve bajar la pelota y dejarla pegadita al pié, no se sorprende. Ese jugador ademas de escuchar el susurro que le explica lo que tiene que hacer, entrenó su habilidad para lograrlo, cosa que logra raras veces. Uno luego tiene a los Messi, a los Ronaldo, a los Neymar y no entiende no solo los susurros que escuchan sino que no puede creer que tengan la habilidad de ejecutarlo. Y ahí el arte es otro. 

Ahora, nadie le pregunta a estos jugadores ¿Cómo se te ocurrió gambetear esos cinco tipos y pegarle cruzado? Porque incluso cualquier persona ajena al deporte sabe que las cosas no suceden de esa manera. 

Entonces ¿por qué le preguntamos a los artistas de otras disciplinas de donde sacan sus ideas?¿Es debido a que no se comprende que simplemente los artistas toman su sintonizador de susurros y luego ejecutan según las habilidades de su oficio? Hubiera creído que era más simple la cosa, más directa, mejor entendida, pero creo que no. 

Existe otra posibilidad y es que haya entendido todo mal y efectivamente haya allí un proceso, una metodología, un camino trazado que se aprende a transitar. Pero no lo creo. 

Planeo escribir una vez por semana. Ya lo hice el año pasado pero solo para mí, aunque algunas veces publiqué lo que escribía. Esta vez lo dejo acá para exponerme e intentar de ese modo forzarme a no desatender el susurro y de a poco, aprender el oficio. También espero que quien me lea entienda que no necesariamente lo que escribo es algo que me pasó o me pasa. Aunque si esto termina conmigo esuchando esa pregunta en un programa de radio, no me voy a quejar.