Tomé el pincel, lo sumergí en el barniz hasta bañar un tercio de las cerdas, lo quité verticalmente y dejé que el exceso se escurriera. Seguía un hilo, siempre queda un hilo chorreando, pero rápidamente moví el pincel sobre el listón de madera y comencé a dibujar figuras con el hilo que chorreaba. Pensaba en el profe de taller que me cagaba a pedos cada vez que hacía eso porque iba a dejar marcada la madera. Pero estaba en casa, es sábado a la mañana y hace frío, tengo un mate en la mesita de al lado y entra el sol por la ventana, que la tengo un poco abierta porque el olor del aguarrás me hace doler la cabeza. Cuando me parece voy pintando motas a lo largo del listón para distribuir más fácil el barniz y luego comienzo a moverlo de lado a lado, a velocidad y presión constantes, veo como cambia de color la madera y un brillo se apodera de ella momentáneamente, voy y vengo con el pincel un par de veces. No me alcanzó para todo, así que vuelvo a remojar, otra vez chorrea, otra vez el profe. Cada vez que pintaba, la madera me recordaba de alguien diferente. Una novia, un amigo, un profesor de la facultad y hasta incluso chicos de mi barrio con quienes no me llevaba muy bien a pesar de que yo quería llevarme bien con ellos. Pensaba en lo insoportable que era cuando era chico mientras me tomaba un mate. Siempre que pinto listones hago cagadas. Dejo marcas por todos lados y cuando llego a los bordes chorreo cantidades industriales que luego son imposibles de cubrir, por eso esta vez tuve la precaución de cubrir los lados con cinta de pintor, cinta de papel, esa que en mi casa nunca faltó cuando era chico. Este sábado no me acuerdo de nadie, solo estoy pintando, creo que estoy buscando exorcizarme de algo, antes podía negar todo, hasta las chorreadas de pintura, pero ahora está todo el tiempo todo presente. Me resulta imposible no mirarlo. La primer mano hay que darla diluida en aguarrás, pero no me gusta llenar frasquitos de vidrio para hacer proporciones que nunca más me servirán. Entonces mojo el pincel un poco y luego lo sumerjo en la lata de barniz, hago dos o tres pasadas y vuelvo a mojar el pincel en el aguarrás, seguro que es suficiente. El olor me está haciendo doler la cabeza, tendría que tomar algo o ponerme un barbijo para aspirar menos. El mate me salió rico, me gusta cuando la cosa está un poco ordenada. El mate rico es reflejo de tranquilidad, si te sale rico es porque estás tranquilo y te tomaste el tiempo y cuidados necesarios para hacerlo. La primer mano está quedando bien, pero no sé si me voy a aguantar las horas que tengo que esperar para que seque y poder dar la segunda. Iba a dar tres manos, pero estoy pensando que eso me va a quitar todo el finde y no puedo dejar las maderas secando por toda la cocina. El domingo a la tarde tengo que armar todo y despejar. Estar prolijo, hacer mates ricos el lunes. Es sábado a la mañana y estoy calculando mañanas de lunes, hay algo mal. ¿Cómo se dice en Francés? il y a quelque chose mal. Ni en pedo se dice así pero seguro que se entiende. Este listón está quedando marcado raro, me parece que no lo lijé bien. Es como todo lo que hago, está bien pero no está perfecto. Siempre algo que se escapa ¿aprendo a vivir con ello o busco perfeccionarme? La perfección no existe, pero no es motivo para no buscarla. Se aprende en el camino, no en el destino. ¿Yo quiero aprender o llegar? Me acuerdo la primera vez que le metí yuyos al mate, hice cualquier cosa pero me bajé el termo igual hay algo ahí en la obstinación, te hace persistir y persistir muchas veces te hace llegar. ¿Pero yo quiero llegar o aprender? No le doy tres manos ni en pedo, esto es para interiores, ni el sol le va a pegar, es más para no dejar la madera pelada que otra cosa. ¿Cómo será pintar con soplete? Una vez intenté pero me quedó malísimo. No volví a intentar. Ahora aprendí una cosa que es hacer cincuenta veces lo mismo hasta que en un momento te empieza a salir bien. Me pasó con el mate, nunca nadie me dio clases, siempre escuché gente que contaba que hacía así o asá, pero después de muchas veces de preparar mate me empezó a salir bien, incluso después de poner yuyos aquella vez. ¿Llegué y aprendí? No sé, hay cosas que no quedan tan claras me parece. Esa punta va a quedar mal, se me escapó la cinta por arriba y cuando la despegue se va a notar la linea, puedo poner ese lado para abajo y no se va a ver. También puedo intentar levantar ahora la cinta y pasarle una pincelada antes de que se seque del todo. Voy a hacer cagada, si no hago nada también. ¿Hago cagada por no hacer o hago cagada por hacer? Qué dilema. No es un dilema, dilema es cuando tenés diecisiete y la hermana de tu novia te pregunta como es dar un beso con la lengua cuando estás parado solo con ella en la cocina de su casa esperando que el microondas termine de calentar una taza de café, y se hace silencio y se te quedan mirando y se escucha el magnetrón emitir, cortar, emitir, cortar, y vos estás pensando ¿Le explico o no le explico? hasta que suena el ding que te explica un par de cosas: que el café ya está caliente, que el dilema se terminó porque con el ding se dio media vuelta y se fue y que no te hubieran alcanzado ni diez segundos más ni veinte minutos porque hay decisiones que se toman y punto, sea para un lado o para el otro, pero ya lo dijo el señor Miyagui, si te quedas en el medio de una calle de doble sentido, sin elegir uno de ellos, los autos te trituran como a una uva. Me estoy dando cuenta que ese espacio entre los listones no lo voy a poder pintar luego, voy a manchar todo, tendría que haber empezado por ahí. ¿Y con un soplete? uno de esos chicos, un aerógrafo. Me voy a comprar un aerógrafo, voy a gastar litros de pintura aprendiéndolo a usar para pintar el costado de unas maderas que no se van a ver y que me saldría más barato mandar a pintar, pero ¿llegaría a algún lado?¿aprendería? El agua del mate se está acabando, es una pena, estaba muy rico, pero hay cosas que a veces son así y estirarlas solo lo empeora. Mejor salirse del dilema y tomar la decisión, se acabó el mate, van a ser solo dos manos, la parte de adentro me va a quedar mal pero esta vez no tengo chorreadas, algo aprendí, no llegué, pero algo aprendí. Quedó el olor a barniz con aguarrás por toda la casa, pero me voy a bañar, en un rato me pasan a buscar y me voy a comer algo por ahí, cuando vuelvo hago la segunda mano y mañana termino.
jueves, 15 de junio de 2023
Pinceladas
Tomé el pincel, lo sumergí en el barniz hasta bañar un tercio de las cerdas, lo quité verticalmente y dejé que el exceso se escurriera. Seguía un hilo, siempre queda un hilo chorreando, pero rápidamente moví el pincel sobre el listón de madera y comencé a dibujar figuras con el hilo que chorreaba. Pensaba en el profe de taller que me cagaba a pedos cada vez que hacía eso porque iba a dejar marcada la madera. Pero estaba en casa, es sábado a la mañana y hace frío, tengo un mate en la mesita de al lado y entra el sol por la ventana, que la tengo un poco abierta porque el olor del aguarrás me hace doler la cabeza. Cuando me parece voy pintando motas a lo largo del listón para distribuir más fácil el barniz y luego comienzo a moverlo de lado a lado, a velocidad y presión constantes, veo como cambia de color la madera y un brillo se apodera de ella momentáneamente, voy y vengo con el pincel un par de veces. No me alcanzó para todo, así que vuelvo a remojar, otra vez chorrea, otra vez el profe. Cada vez que pintaba, la madera me recordaba de alguien diferente. Una novia, un amigo, un profesor de la facultad y hasta incluso chicos de mi barrio con quienes no me llevaba muy bien a pesar de que yo quería llevarme bien con ellos. Pensaba en lo insoportable que era cuando era chico mientras me tomaba un mate. Siempre que pinto listones hago cagadas. Dejo marcas por todos lados y cuando llego a los bordes chorreo cantidades industriales que luego son imposibles de cubrir, por eso esta vez tuve la precaución de cubrir los lados con cinta de pintor, cinta de papel, esa que en mi casa nunca faltó cuando era chico. Este sábado no me acuerdo de nadie, solo estoy pintando, creo que estoy buscando exorcizarme de algo, antes podía negar todo, hasta las chorreadas de pintura, pero ahora está todo el tiempo todo presente. Me resulta imposible no mirarlo. La primer mano hay que darla diluida en aguarrás, pero no me gusta llenar frasquitos de vidrio para hacer proporciones que nunca más me servirán. Entonces mojo el pincel un poco y luego lo sumerjo en la lata de barniz, hago dos o tres pasadas y vuelvo a mojar el pincel en el aguarrás, seguro que es suficiente. El olor me está haciendo doler la cabeza, tendría que tomar algo o ponerme un barbijo para aspirar menos. El mate me salió rico, me gusta cuando la cosa está un poco ordenada. El mate rico es reflejo de tranquilidad, si te sale rico es porque estás tranquilo y te tomaste el tiempo y cuidados necesarios para hacerlo. La primer mano está quedando bien, pero no sé si me voy a aguantar las horas que tengo que esperar para que seque y poder dar la segunda. Iba a dar tres manos, pero estoy pensando que eso me va a quitar todo el finde y no puedo dejar las maderas secando por toda la cocina. El domingo a la tarde tengo que armar todo y despejar. Estar prolijo, hacer mates ricos el lunes. Es sábado a la mañana y estoy calculando mañanas de lunes, hay algo mal. ¿Cómo se dice en Francés? il y a quelque chose mal. Ni en pedo se dice así pero seguro que se entiende. Este listón está quedando marcado raro, me parece que no lo lijé bien. Es como todo lo que hago, está bien pero no está perfecto. Siempre algo que se escapa ¿aprendo a vivir con ello o busco perfeccionarme? La perfección no existe, pero no es motivo para no buscarla. Se aprende en el camino, no en el destino. ¿Yo quiero aprender o llegar? Me acuerdo la primera vez que le metí yuyos al mate, hice cualquier cosa pero me bajé el termo igual hay algo ahí en la obstinación, te hace persistir y persistir muchas veces te hace llegar. ¿Pero yo quiero llegar o aprender? No le doy tres manos ni en pedo, esto es para interiores, ni el sol le va a pegar, es más para no dejar la madera pelada que otra cosa. ¿Cómo será pintar con soplete? Una vez intenté pero me quedó malísimo. No volví a intentar. Ahora aprendí una cosa que es hacer cincuenta veces lo mismo hasta que en un momento te empieza a salir bien. Me pasó con el mate, nunca nadie me dio clases, siempre escuché gente que contaba que hacía así o asá, pero después de muchas veces de preparar mate me empezó a salir bien, incluso después de poner yuyos aquella vez. ¿Llegué y aprendí? No sé, hay cosas que no quedan tan claras me parece. Esa punta va a quedar mal, se me escapó la cinta por arriba y cuando la despegue se va a notar la linea, puedo poner ese lado para abajo y no se va a ver. También puedo intentar levantar ahora la cinta y pasarle una pincelada antes de que se seque del todo. Voy a hacer cagada, si no hago nada también. ¿Hago cagada por no hacer o hago cagada por hacer? Qué dilema. No es un dilema, dilema es cuando tenés diecisiete y la hermana de tu novia te pregunta como es dar un beso con la lengua cuando estás parado solo con ella en la cocina de su casa esperando que el microondas termine de calentar una taza de café, y se hace silencio y se te quedan mirando y se escucha el magnetrón emitir, cortar, emitir, cortar, y vos estás pensando ¿Le explico o no le explico? hasta que suena el ding que te explica un par de cosas: que el café ya está caliente, que el dilema se terminó porque con el ding se dio media vuelta y se fue y que no te hubieran alcanzado ni diez segundos más ni veinte minutos porque hay decisiones que se toman y punto, sea para un lado o para el otro, pero ya lo dijo el señor Miyagui, si te quedas en el medio de una calle de doble sentido, sin elegir uno de ellos, los autos te trituran como a una uva. Me estoy dando cuenta que ese espacio entre los listones no lo voy a poder pintar luego, voy a manchar todo, tendría que haber empezado por ahí. ¿Y con un soplete? uno de esos chicos, un aerógrafo. Me voy a comprar un aerógrafo, voy a gastar litros de pintura aprendiéndolo a usar para pintar el costado de unas maderas que no se van a ver y que me saldría más barato mandar a pintar, pero ¿llegaría a algún lado?¿aprendería? El agua del mate se está acabando, es una pena, estaba muy rico, pero hay cosas que a veces son así y estirarlas solo lo empeora. Mejor salirse del dilema y tomar la decisión, se acabó el mate, van a ser solo dos manos, la parte de adentro me va a quedar mal pero esta vez no tengo chorreadas, algo aprendí, no llegué, pero algo aprendí. Quedó el olor a barniz con aguarrás por toda la casa, pero me voy a bañar, en un rato me pasan a buscar y me voy a comer algo por ahí, cuando vuelvo hago la segunda mano y mañana termino.