lunes, 7 de noviembre de 2016

Migas de café




Sentado lento en un mirar profundo de un tiempo que siempre se va a pasar, miré la medialuna rodear el plato y sentarse, invitándome a saborear su acaramelada corteza, su piel dorada de horno caliente y su húmedo interior. Mi café amenazaba con escaldarla para entregarle a mi boca el sublime placer destructivo de su destino. Era sólo un café y mi camisa no importaba. Mis setenta y cinco años tampoco, pues el tiempo moriría sin mí como yo me iré sin él. Hay una columna aquí, fue puesta hace casi doscientos años, pero no lo supo ni lo sabrá, es solo una columna.



Miré mirar la barra con atracción y reclamar, sin haberse aposentado en la silla, un café cortado sin azucar ni sal. ¿Tostadas con queso? No, hoy no, mañana tal vez, cuando vuelva si vuelvo. Mañana cuando sea otro día exactamente igual a este, pero la valija sea otra y mi ropa huela a limpio.



Hay una miga en la mesa, se retoba por entre los platos e intenta su muerte en una pequeña hendija de la mesa. Un trapo asqueroso de sucio intenta limpiarla y enjuaga sus escapes. ¿Hay casa más bonita que esta? Es el sol que me arropa el que me conforta y me calma. Pronto la ventana vibra por el paso de un camión destartalado. Vibra el piso, la silla y la mesa. Vibra y vive la miga en su reino de abandono y olvido. Vibrar no es vivir, respirar tampoco, sentir se parece y pensar solo confirma mi existencia. ¿Y qué de la miga? ¿y qué de mí?



Es un saquito marrón pero no te podré abrigar por mucho más. Llega el verano y ya no me necesitarás tanto como en invierno. El color ya no importa, hace varias temporadas que no se usa. ¿Te puedo invitar un último trago? Claro, es la tarde pero no tan tarde y sos de los que beben cuando se oculta el sol. Yo siempre me comparo con Hemingway, no me voy a comparar con el vecino de enfrente que no sabe estacionar el auto ni abrirle la puerta del garage a la mujer ¿no? Si me comparo con algo no es un análisis objetivo el que tengo en mente, sino mejorar mi caché frente a mí y solo para mí. ¿A quién más puede importar?



La naturalidad es tan aparente como la artificialidad, si lo sabrá el jugo de naranja, pero el que mejor lo sabe es el vaso donde habita. Donde habita la codicia de ser lo que no es. Un jugo no aspira, no vuela, no viaja. Hay aviones que llevan jugo, barcos que surcan los mares llenos de jugo. Hay jugos que se beben en Cartagena y se mean en Barranquilla. Hay jugos que fueron saboreados por la reina Isabel II antes de que fuera ella, pero después de que los probara Jorge VI y le dijera que "estaba bien" para luego se llevados hasta un lavabo del barco donde solo una vez navegarían.



Son tres cafés con leche, una medialuna y un cortado. Necesito cobrarles porque es el cambio de turno y mi compañero no se siente bien, no sé si podrá seguir atendiendo. ¿Quieren algo más? ¿Una manzana? ¿Un jugo de pera? Trajeron fruta la semana pasada pero no pudimos servirla, estaba guardada en unos cajones precintados y nadie de la cocina se atrevió a abrirlos. ¿Un capuccino más? Cómo no. Pero recuerden que es un café de mañana, no de tarde, la idea es desayunar con él. Claro, me imagino que a usted le gustan durante el resto del día también y por supuesto que tiene razón al decirme que puede beberlo cuando le plazca, sólo le acotaba por si usted tiene la fortuna de viajar a Italia que no se le ocurra pedir uno a media tarde. No no, yo no he ido a Italia pero eso me contaron. Claro que todos tenemos nuestro punto de vista, se llama entrecejo, pero por mucho que usted haya estado varias veces en Italia eso no le permite referirse de forma tan tajante a un conjunto de costumbres, por muy malas que le parezcan. ¿Otro tostado? Claro, y seguro este mejor lo acompañamos con una gaseosa porque la ví cuando le daba sorbos al café y miraba las medialunas de reojo pero en realidad quería una bebida dulce y carbonatada, es como un don que tengo ¿sabe? Miro a la gente y me doy cuenta enseguida que necesitan. No claro, no se traslada a otros ámbitos más allá de este café y dentro de lo que a consumibles se refiere, por ejemplo aquella mujer parece necesitar otro marido, pero eso no lo sé, lo que sí sé es que el cuadradito de limón que me pidió no le gusta y está pensando que hubiera pedido uno de frutilla. Disculpe, recién me pidió algo y me distraje. Claro, la cuenta. Son tres cafés con leche, una medialuna y un tostado, pero ya les agrego el capuccino y la gaseosa para la señora ¿no? ¿No me pidió una? Estoy bastante seguro que sí pero no importa, no vengo acá a discutir, la gente pide y yo traigo. Si me pidió una gaseosa..... ¿La cuenta? ¿No se la dije? ¡Ah! Claro claro, le dije lo que había traído pero no cuánto era. Es fácil, son tres cafés con leche, una medialuna y un cortado ¿o era un tostado? ¿me pidió un tostado y se lo traje o le traje el cortado? Necesito saber sino el que maneja la comanda me mata, porque el anota y cobra según lo que le pido, no lo que traigo. Es como cuando me subo a los taxis, les digo Agüero por Salguero y Balbín por Estomba. Una vez uno arrancó y cuando le dije a donde iba se frenó en seco y se quedó esperando. Yo no entendía nada, venía hablando por teléfono y esperaba que arrancara, era medio de noche y pensé que me querría robar, porque es como el capuccino ¿sabe? hay una hora para todo, por la mañana capuccino, por la tardecita, afanos. Pero como le decía, estaba en Teodoro García y Cabildo y le dije que iba a Estomba y Melián, y verá, Balbín pega una diagonal que se cruza con dios y maría santísima, pero Estomba y Melián son paralelas, y cualquier taxista del dos por cuatro sabe que las paralelas no se cruzan. Yo tenía en mi cabeza las cinco esquinas de Balbín y Melían, pero el tipo no conducía. Mientras dejaba de prestar atención a mi interlocutor telefónico agarraba mi bolso con fuerza, porque claro, esto era un afano. ¿Qué no le importa? ¡Ah! Claro claro, ahí le hago marchar el tostado y le traigo la gaseosa ¿No la quería? ¿y por qué la pide? Y ahora no quiere nada, yo lo entiendo, a mi me pasa, no termino de desear algo para más luego perder el interés, como le pasó a usted con el tostado.... perdón, claro, la cuenta: son tres café con leche, una medialuna y un tostado ¿o era un cortado? Bueno, sabe qué, le cobro lo más barato y listo. Déjeme ver el menú así veo los precios. Un momento que no lo estoy maltratando ¿eh? me pidió una cosa y aquí estoy intentando entegársela. Debería replantearse hablar así de los italianos cuando parece que usted mismo es el que aporta a los meollos que se hace la gente tratando de servirlo. ¿Débito? Si claro, es obligatorio, claro que con el efectivo todo se hace más rápido, claro, exactamente, ése es el monto. No es la propina más grande pero está bien claro, seguro que en Italia dejó una impresión muy fuerte. ¿mi culpa? ¿ahora soy yo el que lo sirvió  en Italia? Si nunca estuve ¿me está escuchando o se hace? Mire, despeje la mesa así la limpio, viene el cambio de turno y me quiero ir a casa. Hay gente que no tiene cara la verdad.